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LAS FLORES DE BACH Y LA ADOLESCENCIA...
Por Claudia Belou
El sistema floral del Dr. Edward Bach contribuye al equilibrio interno y el reconocimiento de los propios conflictos, para poder resolverlos en forma natural.
Una etapa crucial, en la que las emociones juegan un papel preponderante, es la de la adolescencia. Desde la sencillez del sistema, podemos encontrar herramientas útiles para esta etapa, regida muchas veces por la rebeldía que implica el encuentro consigo mismo y la voluntad de hacer valer sus ideas o sus pautas de conducta a cualquier precio.
Es común en esta etapa, por ejemplo, observar ausencia de responsabilidad por sus cosas, incluso a veces falta de higiene en la propia persona o en su hábitat. Willow le brinda al adolescente la capacidad de hacerse cargo de sus propios cambios, de asumir sus responsabilidades, reconociendo su parte en el autodesarrollo y los reconcilia con el mundo.
También podemos ver aquellos jóvenes que no se gustan a sí mismos, y repudian su propio cuerpo (por su peso, su acné, etc.) y viven escondiéndose o acomplejados por su aspecto físico. Crab Apple será la flor que sutilmente los ayude a quererse y a aceptarse tal cual son, superando los conflictos obsesivos sobre su persona. Al no rechazarse a sí mismos, por lo general sus problemas “visibles” van desapareciendo paulatinamente.
El acné juvenil es también producto de todo un cambio interno que hace eclosión en este período de evolución. Por eso desde el mundo de las flores puede considerarse como una explosión fuera de control de eso que pugna por salir desde lo más profundo del ser. Cherry Plum es la flor recomendada para trabajar el desborde y el descontrol en lo emocional. Al existir un paralelo entre la emoción y el cuerpo físico, esta flor puede ser de muchísima utilidad.
Otro tema común en esa edad es la negativa a hablar. “No me pasa nada” dicen., mientras se encierran en sí mismos en casa, pero son el centro de las reuniones entre sus amigos: nunca parecen tener problemas. Agrimony, permitirá la confrontación con sus propios miedos a ser rechazados por lo que sienten, mostrándoselos como algo natural, y es mejor no tapar. Esto les permitirá comentarlos con determinadas personas y espejar puntos de vista diferentes.
El adolescente disperso, conectado con su walkman o con su mundo, generalmente desconcentrado, con poca atención en relación a su mundo circundante o con dificultades para focalizarse en el estudio, se beneficia con Clematis, que le permite unir su mundo de ideas, con la realidad circundante. Lo “baja” a tierra, permitiéndole estar más conectado con el día a día, para poder plasmar sus ideas.
¿Y por qué no hablar de los que pelean todo el tiempo y muestran un aspecto agresivo hacia todos los que los rodean? En este caso Holly será la flor que les muestre un camino más amoroso, desde una perspectiva más positiva y menos competitiva.
Las Flores de Bach serán por lo tanto, un recurso para encarar de modo simple, éstos y otros problemas habituales de esta etapa, ayudando al adolescente a confrontarse consigo mismo y encontrar sus propias respuestas.
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