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RECUPERANDO NUESTRA ESENCIA CON LAS FLORES DE BACH 

Por Claudia Belou

 

Cada día vamos incorporando nuevas pautas de conducta a nuestra vida, sin darnos cuenta. La cultura, los mandatos, las personas que influyen positiva o negativamente en  nosotros, y las exigencias mismas del acontecer cotidiano existencial que multiplican problemas, angustias, tensiones psíquicas, desasosiegos profundos, van alterando nuestra verdadera personalidad. Y si se prolongan en el tiempo, son las responsables de la mayoría de las enfermedades que aquejan a nuestro cuerpo.
Supongamos por ejemplo que alguien esta trabajando con una persona con la que permanentemente choca. Después de un tiempo, si pudiéramos prestar atención a nuestros pensamientos, veríamos por qué esta sensación de intolerancia a la situación, podría acarrear consecuencias en el cuerpo físico como alergias (“tengo problemas de piel con alguien”), dificultades digestivas (“no puedo digerir este tema” o “no lo trago”), inconvenientes respiratorios (“este ambiente se me hace irrespirable”), etc.
El Dr. Edward Bach (pronúnciese “BATCH”), quien creara este sistema de medicina natural allá por los años 1930, había descripto a la medicina convencional de la época como “materialista”. Explicaba que sus colegas contemporáneos se ocupaban de tratar de salvar vidas, de curar órganos enfermos, olvidando tener en cuenta lo que sucedía con las emociones de la persona que trataban. Para él, el ser humano es una Unidad de cuerpo, mente y espíritu, en la que el cuerpo responde a las emociones que lo rigen; por lo tanto, en esa Unidad, la enfermedad viene a enseñarnos que debemos retomar el camino hacia nosotros mismos.
                El sistema de 38 esencias florales que el descubriera en los últimos años de su vida, se orienta a liberar a las personas de todo sentimiento que pudiese alterar su armonía. Para ello dividió las 38 flores en 7 grupos que describían tipos básicos de personalidad o comportamiento, llamándolos “defectos” adquiridos, que podrían ser liberados con la ayuda de las flores, que harían surgir desde la esencia misma la suficiente cantidad de virtud opuesta hasta que el defecto desapareciera o se disolviera como la sal en el agua.
Estos 7 grupos comprenden determinadas características negativas, a saber, personas que sienten:
  • TEMOR
  • DUDAS E INCERTIDUMBRE
  • FALTA DE INTERES POR LA CIRCUNSTANCIA PRESENTE
  • SOLEDAD
  • DESALIENTO O DESESPERACION
  • HIPERSENSIBILIDAD A INFLUENCIAS E IDEAS
  • EXCESIVA PREOCUPACION POR EL BIENESTAR DE OTROS
Dentro de cada uno de ellos, se distinguen diferentes matices del mismo sentimiento. Por ejemplo, quienes no se interesan por el presente, pueden estar con el cuerpo en un lugar y la mente en algún momento del pasado, o del futuro, o en sus preocupaciones, o en un estado de apatía y desinterés por todo lo que los rodea; también pueden sentirse agotados, o deprimidos, con lo cual no desean ocuparse de su presente.
El Dr. Bach preparó concentrados a partir de flores silvestres, que aún hoy crecen a orillas de los caminos en la zona de Gales, Inglaterra, en una base de agua de manantiales naturales. Su objetivo era liberar en forma suave y sutil, la causa que originara el problema, liberando una a una las emociones, por ende limpiando la mente y la energía de la persona.  Así, explicaba, vamos eliminando como si fuesen capas de cebolla, los motivos que fueron alterando nuestra serenidad o enfermando al cuerpo. La confluencia del Fuego (sol), la Tierra (las flores), el Aire y el Agua, permiten que nuestra esencia resurja debajo de todas aquellas capas que nos llevaron a actuar de un modo que ya no podemos reconocer como propio, produciéndonos enojo, stress, depresión, ansiedad, angustia.
El método provee una invalorable herramienta para el autoconocimiento y la autoayuda, así como también consiste en un método preventivo pues ataca la causa antes que se instale en el cuerpo. Como se trata de preparados sin aditivos químicos, se pueden administrar a cualquier edad y sin ningún tipo de contraindicaciones, ya que la preparación de las tinturas madre consiste en colocar en un cuenco con agua y las flores recolectadas al sol durante 3 horas; toda su energía de vida queda en el agua. Eso se envasa con una parte de brandy como único conservante.
El lector se preguntará si puede algo tan simple mejorar nuestro estado anímico. Pues sí, porque el reino vegetal es proveedor para el hombre. Y la medicina tuvo su origen en las plantas. Luego de un tiempo de tomar las florales, la persona manifiesta sentirse “más tranquila, mejor en líneas generales”. Generalmente cuesta explicar qué es específicamente lo que cambió, pero se instala un bienestar general muy notable. Esto es debido a lo sutil del efecto de las flores. Poco a poco, las causas de la enfermedad van desapareciendo, en la medida que se restablece la armonía interior. Nos sentimos más relajados, más alegres, tenemos más confianza en nosotros mismos, con lo cual empezamos a mejorar nuestra calidad de vida. Dejamos de luchar contra ella y la aceptamos como un período de pruebas que nos permiten crecer y entender nuestros propios procesos como algo que vale la pena ser vivido.
En una palabra, las flores de Bach nos van llevando lentamente hacia nosotros mismos, hacia nuestra verdadera esencia, hacia un mundo que creíamos perdido: el mundo de la armonía interior y de la capacidad de disfrutar de aquello que somos y tenemos, más allá de las circunstancias adversas que nos toque vivir, que serán sin duda de incalculable valor para nuestro aprendizaje en este plano.
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